Cómo incluir las verduras en la alimentación de los niños
Las verduras y las hortalizas son alimentos imprescindibles en la alimentación de los bebés y los niños, tanto como en la de los adultos. Son productos que están llenos de vitaminas, antioxidantes, minerales, agua y fibra, por lo que resulta indispensable su consumo diario.
La nueva rueda de los alimentos propuesta por la OMS incluye las verduras y hortalizas en el grupo de alimentos reguladores del metabolismo, básicos para el aprovechamiento de los nutrientes en los alimentos energéticos como son los cereales y las grasas, y recomienda una ingesta mínima del 20 % dentro del total de la dieta.
Índice
Importancia de las verduras para los niños
Recetas con verduras para niños
La importancia de las verduras para los niños
Los niños, desde que son bebés hasta que finalizan la etapa de crecimiento, necesitan los nutrientes contenidos en las verduras, frutas y hortalizas para asegurarse el correcto desarrollo de los huesos y músculos, así como un buen estado de salud a lo largo de los años.
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Las frutas y verduras son la fuente principal de vitaminas, que ayudan a mejorar las defensas y prevenir enfermedades.
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Tienen bajo contenido en grasas, por lo que previenen la obesidad infantil.
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Existen verduras con alto contenido en calcio, que ayudan al crecimiento y fortalecimiento de los huesos durante la infancia.
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Las vitaminas y los minerales contenidos en frutas y verduras ayudan a mejorar la salud general de los niños, visual, auditiva, dermatológica, ósea…
Cómo introducir las verduras en la alimentación del bebé
Como pudimos ver en la guía de nutrición infantil, se recomienda introducir las verduras y hortalizas como alimentación complementaria en la dieta del bebé a partir de los seis meses de vida del niño.
La mejor manera de hacerlo es de forma progresiva y una a una, para que el niño se acostumbre a los sabores y podamos detectar a tiempo cualquier caso de alergia o intolerancia. También se recomienda variar las texturas y la presentación (en puré, en trozos pequeños o bastones que el bebé pueda agarrar, mezclados con otras preparaciones).
El orden más apropiado para garantizar la variedad de alimentos y la adaptación del bebé sería el siguiente:
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A los seis meses: judías verdes, calabacines, calabazas, patatas, boniatos, cebollas, puerros… Estos últimos se introducirán con precaución según veamos la tolerancia del bebé, pues pueden provocar gases.
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Entre los seis y doce meses: zanahorias, tomates, guisantes… El tomate es uno de los alimentos que más alergias puede provocar, por lo que deberemos estar atentos cuando lo introduzcamos en la alimentación del bebé, y mejor si es cocido, sin piel ni pepitas. La zanahoria, por otra parte, puede provocar cierta coloración en la nariz del niño. No debemos preocuparnos si esto ocurre, pues no es perjudicial, simplemente se debe a un efecto del betacaroteno y se soluciona eliminando la zanahoria de la dieta durante unos días.
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A partir de los doce meses: verduras de hoja verde, como espinacas, acelgas. También espárragos, nabos, remolachas y apios.
Cómo debemos preparar las verduras y hortalizas para los niños
Todos los padres se preguntan cuándo y cómo ofrecer las verduras dentro de la alimentación infantil, porque la manera de preparar y ofrecer los alimentos nuevos a los bebés es tan importante o más que el orden en que lo hagamos o cuáles sean dichos alimentos.
Por un lado debemos intentar que resulten atractivas para los pequeños y, por otro, que sean lo más fáciles de digerir para ellos.
Por esto debemos seguir algunos pasos que nos aseguren lograr nuestro objetivo:
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Limpiarlas cuidadosamente. Según el tipo de verdura, fruta u hortaliza, tendremos que lavarla, pelarla o cepillarla con atención para eliminar cualquier sustancia nociva que pudiera estar en la piel, ya sean elementos químicos, como los abonos, o bacterias procedentes de la tierra o el agua.
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Si las vamos a ofrecer en formato de papilla o puré, debemos cocer las verduras hasta que estén lo bastante blandas para triturarlas sin dejar grumos. Además, podemos aprovechar el agua de la cocción para otras preparaciones, y así no desperdiciamos las vitaminas y minerales presentes en ella.
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Si no se van a consumir en el momento, podemos guardar las hortalizas cocidas en la nevera, siempre que sea por poco tiempo, pues este aumenta el nivel de nitritos, lo que puede ser perjudicial para el niño. Resulta preferible congelar el puré lo antes posible y recalentarlo cuando se vaya a consumir.
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No se debe añadir sal a las verduras hasta que el niño tenga doce meses, aunque sí se puede añadir un poco de aceite de oliva en frío a los purés o papillas.
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Se recomienda hervir las verduras u hortalizas en trozos grandes para evitar en lo posible la pérdida de vitaminas y minerales durante la cocción. Esto también se logra al introducir las verduras cuando el agua ya está hirviendo o si las preparamos al vapor.
Algunas recetas de verduras para niños
Dependiendo de la edad del niño, podemos preparar diferentes platos que les resulten atractivos y les ayuden a acostumbrarse al sabor y las texturas de las verduras.
Papilla de verdura para el bebé.
En el blog de pequerecetas.com nos enseñan cómo hacer la primera papilla de verduras
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Limpia y pela 100 gramos de papa, asegurándote de quitar las zonas verdes.
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Limpia 50 gramos de judías verdes.
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Hierve las papas y las judías verdes en agua sin sal o prepáralas al vapor.
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Tritura la patata y las judías en 100 ml. de leche.
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Incorpora media cucharada de postre de aceite de oliva virgen. Si la quieres más líquida, puedes agregarle leche. Si lo deseas, puedes espesarla mediante un cazo pequeño de cereales sin gluten.
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El resultado debe ser unos 250 ml. de puré.
Una vez el bebé se haya acostumbrado a este puré, puedes empezar a mezclar otras verduras: calabacín, cebolla, boniato, calabaza, siempre bien limpia, peladas y sin semillas. De esta manera, el niño se adaptará a la variedad de sabores.
Fideos de calabacín con verduras.
Una vez el niño sea más mayor, podemos jugar a camuflar las verduras en preparaciones divertidas que le recuerden a otros alimentos que le gusten más, como este delicioso wok de fideos de calabacín con verduras.
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Lavamos un calabacín y lo pasamos por un cortador de verduras para hacer fideos.
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Lavamos y pelamos la zanahoria y la pasamos también por el cortador. Si no disponemos de una herramienta que nos permita imitar la forma de los fideos, podemos laminarlos finamente a mano.
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Pelamos una cebolla pequeña y una cebolleta y las cortamos en tiras muy finas.
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Lavamos un pimiento rojo y lo cortamos de la misma manera.
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Calentamos un poco de aceite en un wok o sartén grande y salteamos las verduras, menos el calabacín, durante dos o tres minutos sin parar de remover para que se mezclen los sabores.
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Si el niño ya acepta este tipo de sabores, podemos agregar una cucharada de salsa de soja y una más pequeña de semillas de sésamo.
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Por último agregamos los fideos de calabacín, mezclamos y salteamos un par de minutos.
En resumen, las verduras en la alimentación de los niños
Las verduras deben constituir la base de una alimentación sana y equilibrada desde la infancia.
Llenas de vitaminas, antioxidantes, minerales, agua y fibra, resulta indispensable que los niños las incluyan en su dieta diaria.
Con una introducción progresiva en su rutina alimenticia y si las incluimos en preparaciones divertidas que llamen su atención, lograremos que los niños se animen a probarlas y evitaremos el clásico rechazo infantil a este tipo de alimentos.