¿Por qué los niños deben tomar fruta?
• Las frutas aportan vitaminas, minerales, fibra, agua…
• Sacian y además aportan muy pocas calorías, combatiendo así la obesidad infantil
La fruta es un manjar que no puede faltar en nuestro día a día. Por sus nutrientes, por su sabor, por el colorido que regala a nuestra mesa… Ya lo dice la campaña mundial 5 al día
Fuente de salud
La fruta nos aporta multitud de nutrientes: vitaminas, minerales, fibra… También agua. Todos estos elementos son fundamentales para nuestro desarrollo y especialmente para el de los más pequeños de la casa, que en pleno crecimiento tienen unos requerimientos nutricionales que deben cubrir, porque además, como señala Cristina Luján Pérez, dietista, nutricionista y miembro de la Asociación de Dietistas Diplomados de Canarias (ADDECAN), los nutrientes de la fruta “son esenciales, pues el cuerpo no es capaz de crearlos, por lo que su consumo es imprescindible”.
• Gracias al agua y a la fibra la fruta combate la saciedad, siendo “una buena opción a media mañana y en la merienda para aguantar hasta la siguiente comida “fuerte” del día”, nos recomienda nuestra especialista. Además, dicho carácter saciante contribuye a frenar los casos de obesidad infantil, uno de los mayores problemas de salud en la actualidad.
• Las vitaminas son nutrientes que, aunque no proporcionan energía, son esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. La vitamina C es la que tiene mayor presencia en la fruta, solo puede obtenerse a través de la alimentación y ayuda a la absorción del hierro por parte del organismo.
• Especialmente rica en potasio y magnesio, la fruta aporta muchos otros minerales aunque en menor cantidad, como calcio o hierro. Un buen ejemplo puede ser el plátano, muy recomendable para los niños que hacen deporte porque “además de aportar energía antes, durante y después del ejercicio, también aporta potasio, fundamental para la actividad muscular y para el equilibrio de las células del organismo”.
¿Cómo deben consumirse?
No todas las frutas aportan los mismos nutrientes ni en la misma cantidad, así, “es imprescindible que cuando consumamos fruta no sea siempre la misma y cuanto más variemos el color, mejor será, ya que por un lado complementamos los nutrientes y, por otro, evitamos la monotonía que a veces hace que nos cansemos de su consumo”, nos aconseja Cristina Luján, que continúa, “no obstante, las que se deben tomar con moderación en casos de azúcar en sangre, diabetes, o dieta hipocalórica, son el plátano, la uva y, en general, las frutas secas como los higos, los albaricoques y las pasas, por su aporte más elevado de calorías respecto a la media”.
¿Cómo conseguir que los niños tomen fruta?
El verano es una época ideal para conseguir que los más pequeños se habitúen a tomar fruta porque la gran variedad que hay combina con la curiosidad que les despiertan nuevos sabores y texturas. Para lograrlo es importante:
• Tenerla a la vista. Coloca la fruta estratégicamente para que el niño la vea y llame su atención.
• Conviértete en un ejemplo. Los niños suelen imitar a los mayores. Sé su referente y que te vea comiendo fruta, conseguirás que esta forme parte de todas las comidas.
• Presentación. Son tantos los colores y formas de la fruta que se puede jugar con ella a la hora de presentarla.
• Cualquier momento es bueno. En el desayuno, a media mañana o en el almuerzo o merienda… “No obstante, es mejor no consumirlas por la noche, ya que contienen hidratos de carbono simples, que es mejor limitar y destinar para el resto del día, que es cuando estamos más activos”, recomienda nuestra especialista en nutrición y dietista.
¿A qué edad pueden comenzar a tomar fruta?
Lo recomendable es que la fruta se introduzca en la alimentación de los niños cuando ya hayan alcanzado los seis o siete meses y la mejor forma de hacerlo es en forma de papillas o zumos. Es normal que al principio muestren cierto desagrado, por eso es importante introducir la fruta en la alimentación de los bebés poco a poco, sin mezclar muchas, para que se vayan acostumbrando a los nuevos sabores y texturas. Hay que tener especial cuidado con aquellas frutas potencialmente alérgenas, como fresas, kiwis o melocotón.