Preparados para el verano
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El verano es la época del año en la que el organismo necesita de un mayor aporte externo de líquidos tanto a través de las bebidas como de la alimentación.
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Frutas y verduras son las grandes aliadas en la temporada estival. Su gran variedad y sabor son siempre un aliciente para cuidarse.
Cuidarnos por dentro y por fuera debe ser un objetivo a perseguir durante todo el año; sin embargo, la llegada del buen tiempo hace que nos preocupemos más por lo que comemos y por cómo mantenernos en forma. Conocer algunos hábitos saludables que podemos poner en práctica durante las vacaciones nos ayudará a lograr nuestro objetivo casi sin darnos cuenta.
LA HIDRATACIÓN
El agua es esencial para una correcta función metabólica e interviene en numerosos procesos fisiológicos tales como la digestión o la regulación de la temperatura corporal, por lo que mantener constante el equilibrio de líquidos en el organismo es vital durante el verano. La especialista en nutrición y alimentación Mª del Mar Julios Reyes apunta que “la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, establece que los hombres deben beber 2 l al día y las mujeres adultas 1,6 l. Pero estos valores de referencia varían dependiendo de la edad (bebes, niños, ancianos, etc.), las circunstancias fisiológica (lactancia, embarazo, etc.), las característica medioambientales, temperaturas, humedad, etc.”
ALIMENTACIÓN MÁS LIGERA
En verano es recomendable reducir la ingesta de grasas incorporando a la dieta alimentos frescos de temporada. Ensaladas, gazpachos, cremas de verduras y frutas son el complemento ideal para afrontar las jornadas más calurosas protegiendo nuestra piel del sol y manteniendo la hidratación. Debemos tener en cuenta que las digestiones pesadas suponen un sobreesfuerzo para nuestro cuerpo ya que, si la digestión es lenta, los alimentos no digeridos pueden fermentar en el tracto digestivo produciendo malestar y una ineficiente absorción de los nutrientes. Así, las frutas con abundante contenido en agua como son la sandía, el melón, la pera o los cítricos son recomendables a cualquier hora del día ya que nos hidratan y nos sacian al mismo tiempo. “Además, las verduras, hortalizas, frutas y derivados son alimentos de sabor agradable y de fácil digestión que proporcionan, principalmente, vitaminas, minerales, fibra y diversas sustancias beneficiosas para la salud. Si estamos vigilando el peso, y por tanto la ingesta calórica, podemos consumirlos bajos en calorías o sin azúcares añadidos”, recomienda Julios.
DEPURACIÓN DEL ORGANISMO
Existen multitud de alimentos depurativos que podemos incorporar a nuestra dieta. Nos ayudarán a eliminar toxinas y a sentirnos más ligeros al combatir la tan temida retención de líquidos que puede verse agravada por el calor. Los tés fríos, bebidas isotónicas y los zumos de frutas que contengan piña, ciruela, kiwi, naranja, fresa o cereza son muy efectivos en cualquier buen tratamiento de depuración.
CUIDAR EL BRONCEADO
Para lucir una piel bronceada de manera saludable es imprescindible elegir bien las horas de exposición solar. Las exposiciones de corta duración pero frecuentes son las más recomendadas para obtener un bronceado uniforme y duradero sin riesgos para la salud de nuestra piel. También podemos incluir en nuestra dieta nutrientes que contribuyan a potenciar y mantener el bronceado. Mª del Mar Julios apunta que “los micronutrientes que ayudan a proteger nuestra piel son, dentro de las vitaminas, la A , sus precursores betacarotenos, la vitamina B, la C, y la vitamina E”.
Podemos encontrarlos en:
- Vitamina A y carotenos. Presentes en frutas de color amarillo y anaranjado como el melón, los melocotones o el pomelo y en hortalizas como la calabaza, las zanahorias, la batata o el calabacín.
- Vitamina B. Podemos encontrarla en carnes, pescados, lácteos, la yema de huevo o la levadura de cerveza.
- Vitamina C. Esta vitamina protege las fibras de colágeno y elastina de la piel contra los daños causados por la radiación solar. La contienen los cítricos, las frutas rojas, la papaya, el kiwi, la coliflor, las espinacas y el perejil.
- Vitamina E. Su gran poder antioxidante tiene una acción protectora de nuestra piel al bloquear el paso de los radicales libres. Está en los aceites vegetales, en alimentos como las espinacas, los cereales, los frutos secos, las aceitunas y en frutas como el kiwi, el mango, el aguacate o el arándano.
Mantener una hidratación constante y consumir alimentos que contengan estas vitaminas antes, durante y después de tomar el sol ayudará a protegernos desde dentro y a combatir el envejecimiento de la piel causado por la radiación.