Síntomas y consecuencias del estrés
El estrés es la forma que tiene nuestro organismo de reaccionar ante situaciones consideradas como amenaza o que superan su capacidad de reacción normal. Sin embargo, los síntomas y consecuencias del estrés crónico, aquel que se alarga en el tiempo, pueden llegar a provocar graves problemas de salud.
El estrés no es un problema en sí mismo, pues un estrés puntual, causado por un desafío o problema concreto, provocará en nuestro cuerpo una serie de alteraciones físicas y psicológicas diseñadas para aumentar la capacidad de respuesta ante dichos estímulos y ayudarnos a reaccionar de la mejor manera posible. Por eso se considera que el estrés ha sido un elemento imprescindible para la supervivencia del ser humano desde el comienzo de los tiempos.
El problema se produce cuando una situación de ansiedad o estrés se alarga de forma excesiva y provoca determinadas consecuencias físicas y psicológicas que pueden afectar a la salud general del individuo. Es en estos momentos cuando debemos buscar consejo profesional que nos ayude a ponerle remedio antes de que sea demasiado tarde.
Índice
¿Cómo podemos reconocer el estrés?
Según estudios realizados por la Clínica Mayo, en Estados Unidos, para un correcto manejo del estrés debemos identificar sus desencadenantes, pues el cuerpo responde de manera diferente según se produzca por un acontecimiento reciente o a corto plazo o si el factor estresante se repite desde hace tiempo de una forma continuada, y los síntomas que suframos pueden variar.
Por esto es importante conocer las causas más frecuentes del estrés. Según afecten a determinado área de nuestra vida, podemos dividir los tipos de estrés en tres categorías:
- El estrés laboral, que puede afectar al absentismo, el rendimiento y la productividad.
- El estrés académico, que sufren los estudiantes de todos los niveles y afecta a sus resultados escolares.
- El estrés causado por cambios repentinos en la vida, que pueden alterar nuestra rutina y la capacidad de organización a la que estábamos acostumbrados.
Síntomas del estrés
Cuando nuestro cuerpo detecta una situación de amenaza, no importa que esta sea real o imaginaria, tiene dos maneras opuestas de actuar: luchar contra esa amenaza o huir de ella.
El sistema nervioso simpático produce una respuesta hormonal, genera mayor cantidad de adrenalina y cortisol, lo que aumenta la frecuencia cardiaca, dilata las pupilas y los bronquios y aumenta la temperatura corporal. Es decir, prepara nuestro cuerpo para la lucha.
Por su parte, el sistema nervioso parasimpático incrementa el nivel de azúcar en sangre e interrumpe las funciones del sistema inmunológico. Pasado un tiempo, o cuando la amenaza desaparece, este mismo sistema parasimpático es el encargado de recuperar los niveles que se han visto alterados, de forma que todo vuelva a la normalidad y nuestro organismo pueda recuperarse del desgaste producido por esa situación de estrés.
Pero ¿qué ocurre cuando este proceso se repite con demasiada frecuencia o se alarga en el tiempo? Que sufriremos síntomas del estrés, tanto físicos como psicológicos
Síntomas del estrés en el cuerpo:
- Dolores de cabeza. Este es el síntoma de estrés más frecuente. Suele consistir en el dolor de cabeza llamado Tensional, es decir, aquel provocado por la tensión ejercida sobre el cuello o la mandíbula.
- Problemas gástricos como diarrea o estreñimiento.
- Cansancio.
- Rigidez o tensión muscular.
- Problemas de sueño, tanto insomnio como somnolencia persistente. Las excesivas preocupaciones pueden provocar que seamos incapaces de conciliar el sueño, mientras que, tras un largo periodo de estrés, el cansancio puede producir el efecto contrario, una somnolencia continuada y excesiva necesidad o ganas de dormir.
- Alteraciones del peso. En muchos casos, el estrés provoca malos hábitos alimentarios, tanto por recurrir a productos de bajo valor nutritivo y alto nivel calórico como por perder las ganas de comer o no hacerlo por falta de tiempo. En ambos casos, esto puede provocar graves problemas de salud. Por eso es de vital importancia recurrir a alimentos saludables, como las frutas que nos ayudan a combatir la ansiedad.
Síntomas psicológicos del estrés
Los síntomas del estrés no solo afectan a nuestro organismo. La ansiedad que sufrimos en situaciones de estrés continuado puede llevar a nuestra mente a prestar atención tan solo a ese elemento que nos preocupa y a dar de lado todo lo demás. Esto generará una serie de síntomas psicológicos de estrés que son sencillos de detectar, pues se basan en lo mismo, desgana o irritabilidad ante cualquier distracción.
- Desmotivación.
- Falta de deseo sexual.
- Irritabilidad.
- Ansiedad.
- Problemas de memoria.
Cuando el estrés alcanza niveles graves, ya sea por la intensidad o por la duración alargada en el tiempo, podemos comenzar a sufrir una serie de síntomas que deben encender todas las alarmas y llevarnos a buscar ayuda urgente.
Síntomas graves del estrés
- Problemas del habla: hablar rápido, tartamudeo, voz entrecortada.
- Temblores.
- Explosiones emocionales: ataques de ira o de tristeza, risa nerviosa.
- Problemas alimenticios: comer demasiado o falta de apetito.
- Bostezos frecuentes.
En muchas ocasiones, los afectados por cualquiera de estos síntomas no lo relacionan con el estrés, pues ni siquiera son conscientes de estar sufriendo un episodio de nervios o ansiedad continuada. Por eso es tan importante prestar atención a las reacciones del cuerpo o la estabilidad mental, para ser capaces de detectar los síntomas del estrés y saber en qué nivel lo sufres, y así ponerle remedio antes de que estos síntomas acaben por provocar consecuencias graves a largo plazo.
Consecuencias del estrés continuado en el tiempo
Cuando una situación de estrés o ansiedad se convierte en algo crónico o se alarga demasiado en el tiempo, afecta a tres sistemas de nuestro organismo: el endocrino, el nervioso y el inmunológico, lo que provoca que nuestro cuerpo sufra una serie de consecuencias físicas y psicológicas que pueden causar graves problemas de salud.
Consecuencias del estrés en el cuerpo:
- Enfermedades hipertensivas: cefalea, hipertensión, insomnio, migraña, náuseas, bruxismo.
- Lesiones reumáticas: artritis, dolor crónico, lumbago, contracturas musculares.
- Efectos en el sistema inmunitario. Tendencia a contraer infecciones o enfermedades contagiosas por el debilitamiento de las defensas.
- Enfermedades cardiovasculares y coronarias: angina de pecho, arritmias, infarto.
- Afecciones de la piel: como acné, alopecia, dermatitis, psoriasis, seborrea.
- Problemas gastrointestinales: aerofagia, colitis, diarrea, estreñimiento, vómito, síndrome del intestino irritable.
- Problemas pulmonares: asma.
- Temblores.
- Trastorno esquizofrénico.
- Trastornos menstruales.
- Úlceras.
De forma indirecta, el estrés también puede provocar una deriva hacia hábitos y conductas nocivas, como el alcoholismo, el tabaquismo o la obesidad. Esto ocurre debido al efecto que esta situación provoca en el control de nuestros impulsos y emociones y a la búsqueda de una vía de escape frente a ese estado de ansiedad que satura nuestra mente. Esto, por supuesto, sumaría los efectos provocados por dichas adicciones a las propias consecuencias físicas del estrés, lo que multiplica los efectos graves que puede generar en nuestra salud.
Consecuencias psicológicas del estrés
Los efectos del estrés no solo afectan a nuestro cuerpo a nivel fisiológico, sino que pueden provocar consecuencias psicológicas de gravedad.
- Estado de preocupación excesiva.
- Incapacidad para tomar decisiones.
- Confusión.
- Dificultad para concentrarse.
- Sensación de falta de control.
- Desorientación.
- Pérdidas de memoria.
- Hipersensibilidad.
- Mal humor.
- Tendencia al consumo de fármacos, drogas, alcohol o tabaco.
- Trastornos del sueño.
- Fobias y miedos.
- Depresión.
- Alteraciones de la conducta alimenticia.
- Trastornos de personalidad.
En resumen, la importancia de conocer los síntomas y consecuencias del estrés
Como vemos, el estrés crónico puede provocar consecuencias de salud muy graves y esto, a su vez, empeorar nuestros niveles de estrés e introducirnos en un bucle del que es muy difícil salir.
Por eso resulta de vital importancia la prevención, tanto como el tratamiento, con ayuda médica y psicológica.