La manzana. Fuente de salud todo el año
La manzana es una fruta muy presente en todos los hogares y desde siempre se le han atribuido propiedades beneficiosas para el estómago, aunque muchos desconocen que sus beneficios van mucho más allá. Óscar Martín, especialista en nutrición, recomienda que “debemos consumirla en la dieta semanal. Tomando entre 3 y 5 piezas de manzana a la semana, y alternándolas con otras variedades de frutas, obtendremos una alimentación sana y variada”.
COMPONENTES PRINCIPALES
Pectina. Muy presente en esta fruta. Actúa como una fibra soluble ayudando en la disolución del colesterol y en el control de la diabetes.
Aminoácidos. Destacan la cisteína (componente de los tejidos. Elimina las toxinas del hígado), la glicina (antiácido natural y responsable del sistema inmunitario), la arginina (necesaria para el crecimiento muscular y la reparación de los tejidos, responsable junto a la glicina del sistema inmunitario), la histidina (vasodilatador y estimulador del jugo gástrico), la isoleucina (necesaria para un crecimiento adecuado y para el equilibrio del nitrógeno) y la lisina (interviene en la producción de anticuerpos, la construcción de los tejidos y la absorción del calcio).
Ácidos glutamínico (antiulceroso, tónico estomacal e intestinal) y linoleico (vitamina F).
La manzana madura contiene además glucosa, sacarosa, sorbitol, albúmina, taninos, ácido cítrico y ácido málico; sales minerales, calcio, fósforo, hierro, potasio y vitaminas B y C.
CUIDA EL CORAZÓN
Las sustancias naturales concentradas en su cáscara hacen de la manzana una gran aliada en el cuidado cardiovascular. Su alto contenido en fósforo y su riqueza en fibra soluble resultan fundamentales en el control del colesterol. Óscar Martín apunta que los componentes de la manzana actúan “disminuyendo la presión arterial así como regulando los niveles de colesterol y glucosa entre otros, por lo que enfermedades cardiovasculares, diabetes, síndrome metabólico, etc. pueden verse disminuidos considerablemente”.
REGULA EL SISTEMA DIGESTIVO
Por su contenido en pectina, la manzana es especialmente recomendable como protector del estómago y la presencia de taninos le aporta propiedades astringentes y antiinflamatorias beneficiosas para cualquier problema gastrointestinal. Igualmente, las fibras solubles que contiene ayudan a combatir el estreñimiento moderado y a eliminar toxinas. Su poder saciante es también un plus en dietas de control de peso. Óscar Martín plantea que “la respuesta está en la cáscara o piel. Si la manzana se come con piel y cruda es útil para el estreñimiento ocasional y si se come pelada se la considera astringente y, por tanto, beneficiosa en casos de diarrea”.
PREVIENE LAS CARIES
Especialmente si se toma con cáscara, la manzana ayuda al cuidado de dientes y encías. La producción de saliva que se genera al masticar una manzana reduce los niveles de bacterias en la boca disminuyendo el riesgo de caries y, por tanto, ayudando a tener unos dientes más blancos y saludables.
CONTRA EL ENVEJECIMIENTO
La manzana posee antioxidantes que actúan contra los radicales libres causantes del envejecimiento celular. Además, el nutricionista Óscar Martín apunta que “debido a determinados minerales y antioxidantes (muchos de ellos en la cáscara) es una buena fuente para activar y conservar actividades cerebrales, disminuyendo las probabilidades de tener enfermedades neurodegenerativas”.
La manzana es una fruta que, además de saludable, podemos encontrarla todo el año en fruterías y supermercados en unas magníficas condiciones de calidad y lista para ser consumida. Sus múltiples posibilidades de preparación (mermeladas, compotas, vinagre, sidra, zumos, postres, etc.) la convierten en un imprescindible en la alimentación de toda la familia.